Tycho Brahe: Fue un noble danés, nacido en 1546. Se dedicó a observar detenidamente el cielo desde que vio un eclipse de sol. Así, descubrió una supernova, de la que calculó su paralaje. Con este hallazgo, quedó demostrado que el Univer- so era mutable. A raíz de él, fue llamado a enseñar astronomía en la Universidad de Copenhague. Con el paso del tiempo, se convirtió en el protegido del rey Fernando II de Dina- marca. Construyó un observatorio, y lo dotó de inmensos aparatos de medida. Fue además el primero en incluir en las mediciones el error de los instrumentos. Sin embargo, Tyco consi- deraba que la Tierra no se movía, y propuso una solución a medio camino entre el Geocen- trismo y las teorías de Copérnico. Képler: Fue discípulo de Brahe. De origen hu- milde, pudo estudiar gracias a unas becas es- peciales que concedían en Alemania por aquella época a los niños inteligentes. Llegó a la Universidad de Tubinga, aunque no logró termi- nar la carrera de teología. Sin embargo, fue profesor de matemáticas. Una de sus tareas en ese cargo era confeccionar calendarios con predicciones astrológicas. Él no se las creía, pero tuvo bastantes aciertos. En la universidad, aprendió la teoría copernicana, y conoció las antiguas teorías de Platón y Pitágoras, que le influyeron en gran medida. Al fin y al cabo, Képler también in- tentaba encontrar la armonía en el Universo. Sin embargo, una cosa lo diferenciará en extremo de Platón. Képler hizo especial hincapié en que las observaciones realizadas deben ajustarse a la teoría todo lo posible. Por eso, cualquier teoría que se plantee debe ser corroborada y verificada por las observa- ciones que se realicen. Johann Képler descubrió que las velo- cidades de los planetas varían con su distan- cia al Sol. Así, comprobó que la velocidad de traslación decrece a medida que el planeta se aleja del Sol. Esto fue la semilla que, al ca- bo del tiempo y muerto ya Tycho Brahe, origi- naría las famosas leyes de Képler. Primero, se preguntó si realmente las órbitas de los planetas serían circunferencias Después, fue buscando figuras que se ajustasen a las observaciones realizadas, hasta que lle- gó a la conclusión de que las órbitas eran elípticas. Con esto, quedaba perfectamente ex- plicado el movimiento aparente de Marte. En 1609 enuncia las dos primeras leyes, referidas sólo a Marte, aunque luego se extenderían a los demás planetas. “La órbita de un planeta es una figura geométrica llamada elipse, en uno de cuyos fo- cos se encuentra el Sol”. “Al moverse el pla- neta en su órbita, el radio vector, que es la línea que une el centro del planeta con el Sol, barre áreas iguales en tiempos iguales”. Posteriormente, formularía su tercera ley “Para todos los planetas, la relación en- tre el cubo del radio de la órbita y el cua- drado de su período es la misma.”