Hace unos 9000 años, los sumerios se dedicaron a estudiar profundamente los cielos, dando origen a la Astronomía. Como eran agricultores y ganaderos, debían conocer las épocas óptimas de siembra, cosecha... Lógicamente, para esto debían emplear una unidad de tiempo mayor que el mes lunar, así que necesitaban adoptar un calendario anual. Estos primeros calendarios los constituyeron contando doce meses lunares, pero esto presentaba algún inconveniente. El mes lunar dura veintinueve días y pico, y el año dura 365 días. Con este calendario, pues, se irían cometiendo errores cada vez mayores. Por eso, los sacerdotes fueron los encargados de hacer los cálculos correctos. Para el estudio de los cielos se construyeron unas torres con forma de pirámide truncada, llamadas zigurats. Desde ellas anotaban las posiciones del Sol, y observaban las estrellas que salían cuando éste se escondía. Así, aunque parezca increíble, llegaron a medir la duración del año con un error MENOR QUE DOS HORAS. Los babilonios y los asirios, lo que hacían para mantener el calendario ajustado a la realidad era alternar meses de 29 y de 30 días, añadiendo un mes de 30 días de vez en cuando, cuando los sacerdotes lo determinaban. Para dejar constancia de todos estos estudios, surgieron los números, dando origen a la aritmética. Aquellos astrónomos pudieron notar el movimiento de las estrellas alrededor de un punto fijo (la Estrella Polar), y supusieron que las que desaparecían bajo el horizonte también completaban la revolución lejos de la vista (como realmente sucede) Fueron también los astrónomos de aquellas culturas mesopotámicas los que agruparon las estrellas en "constelaciones", siguiendo los criterios de su imaginación.